Querida Comunidad de Pedagogía,
Esta carta nace del corazón, reflejando una pedagogía de esperanza, amor y comunidad, dirigida a cada una de ustedes. Me inspira profundamente estar rodeada de estudiantes empeñadas en transformar y desafiar las maneras en que interactuamos, tanto dentro como fuera del aula. Participar en sus apasionadas discusiones sobre educación, justicia social y el derecho a aprender, me reafirma la sensación de pertenecer a una comunidad solidaria y transgresora.
Siempre pienso que nuestra vibrante comunidad de Pedagogía nos invita siempre a una reflexión constante sobre nuestras prácticas docentes. Esto no se debe solo a su crítica perspectiva de la enseñanza, sino también a cómo nos muestran el dinamismo de nuestro mundo. Agradezco todos los días la oportunidad de ser parte de este intercambio generacional de saberes, afectos y experiencias. En este sentido, valoro profundamente formar parte de una comunidad que cuestiona nuestras formas de vida y comprende el impacto de nuestras acciones en cientos de diversas comunidades.
Para mi ser pedagoga significa asumir un rol activo, ser agente de cambio y transformar no solo a los demás, sino también a nosotras mismas, y esto lo han logrado con una revista como lo es Fuera del Aula. Desde lo más profundo de mi corazón, espero que continúen trabajando con amor y dedicación en este retador campo de la pedagogía.
Con afecto y admiración,
Manolo