El momento que las voces habían estado esperando
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¿CÓMO LLEGUÉ AL MUNDO DE LA EDUCACIÓN?

Les quiero compartir que, entre los 14 y 16 años, me replanteaba constantemente aquella decisión vocacional que daba sentido a una misión y razón de ser en el mundo. Por algún motivo, en aquel momento, llegué a un grupo juvenil de co-apoyo en una parroquia cercana a mi domicilio que tenía como propósito acompañar a jóvenes de la comunidad que se encontraban en situación de riesgo. En esta experiencia encontró cabida aquel cuestionamiento constante que afiladamente me hacía preguntarme sobre aquello a lo que tendría que dedicarme y que tenía un peso existencial importante en mi vida.

Es así como, a partir del trato con otros jóvenes, el desarrollo de dinámicas de co-ayuda, los espacios de diálogo experienciales, la coordinación de actividades de apoyo grupal y personal, el servicio y la dimensión espiritual, me hicieron decidir por una opción vocacional que contemplara características que se asemejaran a esta vivencia que de alguna manera satisfacían mi quehacer.

Finalmente, opté por estudiar la Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad La Salle México, y después, la Maestría en Administración Educativa en la Universidad De La Salle Bajío. A mi egreso, colaboré como Coordinador de Investigación y Desarrollo en el INAEBA-SEG, del Gobierno de Guanajuato. Impartí docencia en la Universidad De La Salle Bajío para la Escuela de Educación y Desarrollo Humano. Tiempo después, fui director académico de nivel bachillerato, de 2009 a 2017, en el Instituto Tecnológico Lumen Gentium SEP-DGETI.

He dedicado gran parte de mi labor a la formación de docentes de nivel medio superior y superior, en temas de planeación educativa, constructivismo y cognición, evaluación educativa y diseño de reactivos, metodologías activas y Aprendizaje Servicio. De 2018 a la fecha soy académico de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; en un inicio, formé parte del Programa de Desarrollo Curricular y actualmente soy el Coordinador del Programa de Desarrollo e Innovación Docente, de la Dirección de Innovación Educativa. Además, imparto docencia en las asignaturas del eje de prácticas de la Licenciatura en Pedagogía en la misma universidad.

Entre mis publicaciones están: Compendio de Buenas prácticas de operación curricular de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. (2019); Capítulo: El Aprendizaje – Servicio como una herramienta metodológica para la pedagogía freireana. (2021). Libro: Actores pedagógicos y el empoderamiento social: un análisis de las prácticas pedagógicas freireanas. Universidad Iberoamericana; Sistematización de las buenas prácticas de operación curricular, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Coautoría.(2021). Realizado para el compendio Best Practices of Higher Education de la IAJU/International Association of Jesuit Universitieshttps://kirchernetwork.org/wp-content/uploads/2021/04/Best-practices-Magazine-1.pdf; Docentes lgbtiq+, una reflexión desde la experiencia y la pedagogía queer. Coautoría. Revista DIDAC 81(enero-junio 2023): 50-59 https://doi.org/10.48102/didac.2023..81_ENE-JUN.121; y, Capítulo: Aprendizaje Servicio en la Nueva Escuela Mexicana. (2023). Libro: Estrategias docentes en diálogo:alternativas para una educación del siglo XXI. McGraw Hill.

 
 

Entrevista al Dr. Luis Medina Gual: herramientas de la inteligencia artificial en la educación: Chat GPT 

“No podemos seguir aumentando la distancia que hay entre lo que sucede en las aulas y lo que sucede en la vida real”

Dentro del ámbito educativo existen distintas herramientas que han permitido ampliar actividades o limitar, dependiendo de la perspectiva individual, actividades en materia educativa. hoy en día, el uso del chat generative pretained transformer (gpt) es una de las incógnitas para docentes y estudiantes, sobre todo por el alcance que puede brindar en sus respuestas. conversamos con el profesor Luis Medina Gual, para conocer la perspectiva y experiencia como docente haciendo uso de este sistema, compartió con nosotros el uso que hace de esta herramienta para facilitar sus actividades diarias y el cómo este sistema de inteligencia invita y reta a las personas a pensar más aquello que buscas.

¿Cómo describirías al Chat GPT?

Es un modelo de lenguaje natural que trata de imitar la conversación con una persona, se basa en un modelo estadístico probabilístico que diseñó una compañía que se llama Open AI […]. Y en particular, lo que hace este modelo, es tratar de predecir las palabras que vienen a continuación después de una conversación.

Dicho esto, en realidad el chat no comprende las palabras; el chat lo que hace nada más es tratar de ver cuál es la palabra o las palabras que probablemente son más factibles de que sigan después de una consulta que yo hago de una conversación.

Significa que tú puedas dialogar como si fuera otra persona, entonces el chat va adquiriendo el contexto de la conversación y va respondiendo con base en ese contexto.

¿Cuál es el impacto educativo de un sistema como este? 

Yo creo que en muchos niveles, pero en la medida en que haya dos condicionantes. Uno de los temas más fuertes al respecto, es la parte de las brechas y el acceso. Entonces esto sin duda lo que va a hacer es aumentar las brechas entre los que tienen los que no tienen acceso y el segundo punto también que yo creo que va a estar ahí en relieve es: ¿qué tanto las personas se acercan a trabajar o le huyen a trabajar con esto?, y me ha tocado ver muchas personas, sobre todo los que más desconocen, son las que menos han visto qué es lo que hace y cómo trabaja, por lo que no saben que tampoco esto piensa por ti. Para nada, no piensa por ti, te obliga a pensar más. En la medida en que haya esas dos condiciones, sin duda, yo creo que va a transformar el panorama educativo. Lo que sucede acá es algo que sucede en la vida real, no podemos seguir aumentando la distancia que hay entre lo que sucede en las aulas y lo que sucede en la vida real.

Yo creo que el gran problema en educación es que la mayoría de los profesores, como en el covid, su preocupación era ¿cómo evitar que se copien los alumnos?, cuando en el mundo real eso le llaman colaboración.

Entonces mucho de lo que se plantea justo en esto del cambio de la educación, todo está centrado en lo metodológico; en cómo vamos a promover que los alumnos lo utilicen de manera ética para hacer las mismas tareas que hacíamos y demás. Y me parece que el gran cambio que va a venir es en realidad el cambio metodológico.

¿En qué áreas de la educación podría ser beneficioso el uso de este chat? 

En cualquier área donde haya algún tipo de pensamiento o de cognición o de ejercicio cognitivo, ahí se va a ser útil, no solamente en las aulas; también en la gestión escolar, en cuestiones, por ejemplo, de currículum, en donde haya alguna tarea cognitiva ahí va a tener influencia.

¿Cómo se ve la educación en el futuro con este tipo de modelos de IA?

Yo creo que primero repensando otra vez el tema de ¿qué  es lo que vale la pena enseñar?, pero sin duda yo creo  que muchas de las tareas que cotidianamente nosotros  consideramos que es el fin de la educación van a hacer  que replantearnos qué hacer. Es que de manera natural, la  Inteligencia artificial se va a insertar en todos los ámbitos de la  educación y eso va a implicar, sin duda, por ejemplo, el acceso  a la tecnología, va a tener que ser mucho más cotidiano de lo  que normalmente es y eso implica también que, por ejemplo,  muchas editoriales o muchos desarrolladores de objetos de  aprendizaje van a tener que generar también contenidos a  partir de Inteligencia artificial donde, por ejemplo, un alumno  en un momento quiere aprender acerca de fracciones puede  generar de manera automática todo eso; va a hacer sobre  todo el sueño del aprendizaje personalizado, se va a lograr,  lo más que podemos aspirar como docentes era el tema de la  instrucción diferenciada donde tú das diferentes alternativas  para que los alumnos las puedan abordar.

¿Cómo educar en el uso de esta herramienta? 

Yo creo que con dos premisas, uno es: educar en la cultura  del error, esto va a ser que nos equivoquemos más, que nos  cuestionemos más, entonces aquí poner a los profesores  que les dé miedo a interactuar, a los alumnos a interactuar o  demás, porque estemos incurriendo en algún tipo de plagio,  seguramente va a pasar, entonces equivocarse porque  todavía no sabemos, creo que vamos a darnos chances. Pero  otro elemento es la parte de la exploración y la colaboración,  yo de donde más he aprendido con esto es en realidad de  la colaboración con otros docentes, aquí en la Ibero desde  que salió hicimos un grupo de Inteligencia artificial con  profesores, presentan, qué es lo que están haciendo sus  alumnos, cómo lo hacen, las ideas que han salido de ahí, de  verdad son impresionantes, pero eso ha sido, insisto, de la  colaboración.

Una propuesta de evaluación intercultural en Educación Superior

Este escrito nace en el marco de la licenciatura en pedagogía de la Universidad Iberoamericana, a partir de la asignatura de Evaluación Educativa que cursé por asesoría con Lourdes Caudillo durante el semestre de primavera 2022 y el acompañamiento estudiantil que tuve la oportunidad de dar en la materia optativa “Educación e interculturalidad” con Stefano Sartorello, en el mismo semestre. En esta última clase, pusimos a prueba un intento de evaluación intercultural, el cual se compuso de algunas estrategias que quiero compartir en este texto. 

Considero que lo expuesto a continuación, puede ser de utilidad para explorar alternativas de evaluación que vayan más allá de métodos violentos, como son los exámenes punitivos, las rúbricas homogéneas y las puntuaciones cuantitativas, aproximándose a una evaluación constructiva, justa y dignificante que respete y valore la diversidad. 

Se presentarán primeramente los fundamentos sobre la importancia de una evaluación intercultural, definiendo brevemente lo que entiendo por educación, evaluación e interculturalidad, como punto de partida para entender desde dónde posiciono este texto. Posteriormente, se mencionarán algunas estrategias, sin pretender que sean las únicas ni las correctas, que pueden abonar a co construir evaluaciones interculturales en educación superior y a abrir la reflexión para propiciar más estrategias que vayan en este sentido. Para finalizar, se cerrará con algunas reflexiones puntuales y concisas sobre el tema.

Fundamentos teóricos

EDUCACIÓN

La educación como un concepto amplio y complejo, que se contrapone a la escuela como tipo de dominación que inculca sistemáticamente hábitos legitimados por la sociedad e impuestos por el poder (Max Weber, en Lerena, 1999).

Como expresa Iván Illich (1985), la educación debe buscar que cada persona se auto-defina a través de su aprendizaje y la compartición de este, partiendo de la auto-motivación que depende de cada une y no de la autoridad. Es por eso que se deja de concebir a la academia como institución que legitimiza el saber valioso o importante y se entiende que la educación sucede en muchos espacios y contextos.

La intención de basarse en este enfoque es tomar una postura crítica que permita deconstruir prácticas violentas institucionales que han producido, reproducido e incentivado la continuación del sistema capitalista, patriarcal, racista y opresor. Cuestionando a la institución y priorizando a la educación como proceso que abona a los proyectos de vida, la identidad y los valores.

EVALUACIÓN

La evaluación se puede entender desde distintas perspectivas, una de ellas es la evaluación tradicional que se vincula al concepto de medición del rendimiento académico. Esta postura prioriza el control y la restricción, con elementos de jerarquización, selección y exclusión. Se fundamenta prácticamente en los exámenes, sin mirar otros aspectos del proceso educativo. Se podría decir que es una evaluación educativa “que no educa a nadie” (Moreno, 2009, p.578). Es importante mencionar que esta perspectiva se ha mantenido hasta la actualidad en los contextos académicos y a medida que se escala en el sistema educativo, la evaluación se hace más perversa (Moreno, 2009).

En contraparte a esta visión, en este texto se parte de una concepción humanista, en donde la evaluación se desarrolla dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, que genera una conexión humana entre estudiantes y profesores, incentivando la confianza y la cercanía (Moreno, 2009). se persigue una evaluación formativa, esto quiere decir que no se busca una evaluación sumativa que se limite a una calificación, sino que ésta sea durante el proceso y oriente a les estudiantes para que su aprendizaje mejore, al igual que a les docentes a adecuar sus prácticas a las necesidades actuales del estudiantado y a concebirse como aprendices durante el proceso educativo (Martínez, 2013). por lo que, la evaluación es una cuestión compleja, amplia, holística, abierta e inacabable, sin olvidar la importancia de adecuarla a los distintos contextos (Moreno, 2009).

La evaluación se puede entender desde distintas perspectivas, una de ellas es la evaluación tradicional que se vincula al concepto de medición del rendimiento académico. Esta postura prioriza el control y la restricción, con elementos de jerarquización, selección y exclusión. Se fundamenta prácticamente en los exámenes, sin mirar otros aspectos del proceso educativo. Se podría decir que es una evaluación educativa “que no educa a nadie” (Moreno, 2009, p.578). Es importante mencionar que esta perspectiva se ha mantenido hasta la actualidad en los contextos académicos y a medida que se escala en el sistema educativo, la evaluación se hace más perversa (Moreno, 2009).

La evaluación debe funcionar para propiciar aprendizaje, es un proceso multidimensional permanente que ayuda a motivar y retar a les estudiantes a que continúen en la construcción de sus propios procesos educativos. Para esto, la evaluación se debe de dar por parte de todos los sujetos implicados en el proceso, haciéndola de forma creíble, útil e interesante (Soledad y Rodríguez, 2020).

Esto se convierte en una tarea complicada cuando los sistemas educativos hacen énfasis en los resultados, antes que en los procesos, además de transmitirle a les estudiantes que elles tienen la culpa sobre el fracaso escolar. Pues si entendemos el acto de evaluar en su complejidad, vemos que cuando les estudiantes son evaluades de forma homogénea, se transmiten valores de desigualdad, ya que no todes parten de los mismos lugares ni cuentan con las mismas características. Lo peligroso es que la evaluación tradicional es legitimada por la academia.

Es así como les estudiantes que logran interiorizar los valores de la educación sumativa, serán “existoses” en el mundo capitalista, mientras que quienes no lo logren, sentirán que tienen la responsabilidad sobre ello (Parsons, 1976). Al centrar la evaluación en las calificaciones, entendemos que éstas han sido vistas como una recompensa para aquelles que logran interiorizar el sistema de valores impuestos en la sociedad, convirtiéndose en un condicionamiento. La escuela da diplomas, y mientras más difícil sea obtenerlos, más valor tienen, pero más excluyente se convierte (Jeffrey, 1989). Si agregamos las relaciones de poder y dominación reflejadas en las asimetrías étnicas, religiosas, económicas, sexo-genéricas, etc., esto se vuelve más complejo, porque atraviesan las estructuras e influyen en el “éxito” escolar y laboral.

Lo anterior puede ser visto como una violencia hacia les estudiantes, pues la evaluación tiene implicaciones en la persona evaluada “la evaluación es, por definición, una cuestión de juicio. Es una experiencia profundamente personal y emocional para el alumno sometido a ella, y puede tener un efecto de largo alcance sobre los alumnos, los educadores y la naturaleza de la sociedad en que viven” (Earl y LeMahieu, 2003, en Moreno, 2009, p.569).

Es por eso, que les docentes tienen un papel muy importante en lo que se les transmite a les estudiantes, pues son elles quienes pueden hacer la diferencia o continuar con los métodos tradicionalistas en donde se usa la evaluación para probar su figura de autoridad y tener control sobre el grupo; generando estudiantes en sumisión, en donde el desacuerdo no pueda existir, ya que todo influye en la calificación final, por lo que se enseña a obedecer, dejando de lado la opinión y las emociones de les estudiantes; además de imposibilitar el pensamiento crítico, el juicio independiente, la discrepancia y las relaciones horizontales (Moreno, 2009).

Por lo anterior, es fundamental hacernos la pregunta ¿Para qué se evalúa y cuál es el significado que se le da a la evaluación? La evaluación no debe responder a jerarquías o cuestiones burocráticas, tampoco a la exclusión o a relaciones de poder y control entre estudiantes y profesorado, sino que debe ser para el aprendizaje, el proceso y la mejora, tomando una postura ética y crítica. Para esto, es necesario generar espacios de confianza y comunicación, en donde les estudiantes sean sujetos de su propia educación (Moreno, 2009).

Sin embargo, no es una cuestión sencilla para les maestres, pues cuentan con conductas arraigadas que han repetido durante mucho tiempo, en donde el enfoque ha sido una evaluación punitiva que prioriza las calificaciones, además de contar con poco tiempo y pocas herramientas para realizar una evaluación formativa profunda. Por eso, la responsabilidad es compartida, pues transformar estas prácticas, en muchos casos, es un arduo trabajo debido a la estructura del sistema educativo. Por lo que, este cambio no se dará con talleres de actualización a maestres, sino que se necesita una transformación conceptual compleja, es decir, un cambio sobre la visión que se tiene de la educación y evaluación por parte de todes les involucrades: estudiantes, profesores, directivos, mamás y papás de les estudiantes, escuela, sistema educativo, etc. (Martínez, 2013).

Lo anterior es profundo porque habla de estructuras que han organizado el sistema educativo a nivel mundial. Por eso, podría surgir la pregunta de: Como docentes ¿Cómo podemos transitar hacia una evaluación formativa cuando el sistema educativo y las instituciones priorizan la evaluación sumativa y los resultados sobre los procesos? La respuesta no es fácil. Además si entendemos que “las concepciones docentes se constituyen como organizadores implícitos referidos a creencias, significados, conceptos, proposiciones, imágenes mentales y preferencias que influyen tanto la manera de percibir la realidad como las prácticas que implementan” (Katzkovicz, 2010, en Martínez, 2013, p. 137) y estas formas de ver la educación muchas veces se sustentan en el sistema tradicional, la transformación se complica.

Podemos comprender que el cambio implica una gran deconstrucción por parte de todos los actores y lo principal es que elles estén dispuestes a cuestionar sus prácticas, reflexionar y buscar nuevas posibilidades. Enfocándonos en les docentes, podemos encontrar que dentro del caos existen alternativas para transformar estas prácticas, una de ellas es a través de la reflexión en la acción y sobre la acción, (Schön, 1987) cuestionando conocimientos previos, conociendo nuevos enfoques y experimentando y valorando otras metodologías (Martínez, 2013).

INTERCULTURALIDAD

Se parte de una interculturalidad crítica y decolonial, como la define Walsh (2012):

Una posición que denominamos crítica y desde la cual partimos aquí, enfoca los procesos que se inician desde abajo hacia arriba, desde la acción local, que buscan transformaciones sociales y para cuyos logro se requiere ir en múltiples dimensiones […] implica un proceso de subalternización, descolonización y de-colonialidad, […] impulsar cambios estructurales o sistémicos. (p.34)

Aterrizando lo anterior al contexto de educación superior, se busca les docentes reconozcan las estructuras de poder existentes dentro del aula, para deconstruirlas e incentivar relaciones más horizontales con sus estudiantes; esto no quiere decir que les docentes se convierten en amigues, sino que se hace un esfuerzo por valorar los diversos conocimientos, entender que las jerarquías y el control obstruye al aprendizaje y que el interaprendizaje es parte fundamental del proceso educativo.

Hablando de evaluación, el poder puede ser un tema complicado, pues se ha acostumbrado a que el poder de la evaluación lo tiene la persona a cargo del grupo. La interculturalidad cuestiona lo anterior, buscando abrir los espacios de aprendizaje, propiciando una deconstrucción y co-construcción de otras prácticas.

Otra cuestión importante, es que la interculturalidad busca valorar la riqueza de las diferencias, entendiendo que les estudiantes son diverses, no mejores ni peores por cumplir con estándares preestablecidos por la institución. Esto implica una deconstrucción por parte de les docentes para aprender a valorar las diferencias, no de forma folklórica o a través de la lástima, sino que logrando ver genuinamente a sus estudiantes, sin olvidar las áreas de oportunidad, al igual que reconociendo otras epistemologías. Además de transmitir confianza y generar un espacio seguro para que les estudiantes se sientan valorades para compartir. Sin obviar que existen fuertes asimetrías y relaciones de poder que requieren de una profunda decostrucción estructural, pero que puede empezar en lo local, como expone Walsh (2012), “de abajo hacia arriba”.

Asimismo, una evaluación intercultural debe ser contextualizada, repudiando las evaluaciones estandarizadas que buscan homogeneizar, violentando a la diversidad con una dominación epistémica. Evaluar de forma distinta a les estudiantes a partir de lo que cada une necesite, haciendo un acercamiento personalizado y no generalizado.

A partir de lo presentado, nos preguntamos ¿Cómo logramos una evaluación intercultural estando dentro de la institución?, y en específico, lo que nos atañe en este texto sería ¿Cómo cambiamos el significado de la evaluación para que ésta pueda ser intercultural?, desafiando y deconstruyendo a la escuela como reproductora de las desigualdades.

Habiendo dicho lo anterior, se proponen las siguientes estrategias, las cuales fueron aplicadas en el curso: “Educación e interculturalidad” en el semestre de Primavera 2022 y que muestra una forma, no se pretende que sea la mejor ni la única, de acercarse a una evaluación intercultural en educación superior.

Estrategias para una educación intercultural en educación superior

Se proponen cuatro estrategias que pueden abonar a la forma de aplicar los conceptos y las reflexiones anteriores.

1. Sesión con les estudiantes para hablar sobre la evaluación y formalizar los criterios de evaluación

Se propone tomarse un tiempo al inicio del semestre/ ciclo para fijar los criterios y porcentajes de evaluación con les estudiantes, entendiendo la importancia de la transparencia, además de generar un ambiente de confianza, honestidad y participación entre el grupo y les facilitadores (Moreno, 2009). Fijar los criterios no es solamente hacer una tabla de porcentajes, sino significa hablar de la evaluación, de cómo la entendemos o cómo pensamos que puede beneficiar nuestro aprendizaje.

Algunas preguntas que pueden ayudar a abrir la reflexión son:

  • ¿Cómo vives tu educación universitaria? ¿Qué sentido tiene estudiar tu carrera para ti?  
  • ¿Qué es para ti la evaluación? ¿En qué difiere de la calificación?
  • ¿Cómo te gusta que se evalúen tus aprendizajes? ¿Cómo te gusta que se califiquen tus aprendizajes?
  • ¿Qué criterios y cuáles instrumentos propones para auto-evaluar y co-evaluar tus aprendizajes en este curso?
  • ¿Qué criterios y cuáles instrumentos propones para auto-calificar y co-calificar tus aprendizajes en este curso?
  • Al finalizar con las preguntas y reflexiones, se sugiere acordar entre todo el grupo cuáles serán los criterios de evaluación, abriendo la posibilidad de generar criterios diferenciados para cada une dependiendo de lo que valoran.

Se requiere que el estudiantado sea partícipe en el proceso de deconstrucción desde una perspectiva crítica e informada. Es fundamental no saltarse el paso de la reflexión, ya que se busca que los criterios de evaluación partan de un cuestionamiento, para que se entienda la importancia de la evaluación y no se caiga en un intento por cambiarla sin que les estudiantes se pregunten sobre su concepción de esta. Asimismo, que les educandos construyan los criterios de evaluación con les docentes, habla de una deconstrucción del poder del profesorado, en donde se prioriza al aprendizaje sobre el control. Esto será fundamental para que les educandos se comprometan con la evaluación, y la entiendan como una cuestión que impulsa su aprendizaje en lugar de condicionarlo.

2. Valoración personalizada

Es necesario generar espacios de confianza, honestidad, horizontalidad y cercanía entre docentes y estudiantes. Las valoraciones van más allá de charlas momentáneas, sino que buscan influir en el proceso educativo de les estudiantes y docentes. Estos espacios sirven para platicar de forma horizontal y ayudar a visualizar las áreas de mejora de ambas partes. La valoración es un ejercicio de reciprocidad, ambos lados se miran y reflexionan para reflejarle al otre lo que valoran y las áreas de oportunidad, desde un lugar humano de comprensión.

Al entender el acto educativo como un proceso de transformación colectiva e individual, las valoraciones permiten ir más allá del ámbito académico y concebir a las personas de forma compleja, con intereses, necesidades, dificultades, logros, etc. los cuales, en momentos, son opacados por la inercia del currículo institucional, pero es importante reconocerles para impulsar el aprendizaje. De ahí la valioso de tomarse un tiempo para tener un espacio personalizado que ayude a ver a les estudiantes y a les docentes de forma humana.

Por otro lado, mencionar que las valoraciones deben ser voluntarias, es decir, les estudiantes deben estar de acuerdo en hacerlas y encontrar espacios cómodos y de confianza para que se puedan desarrollar. Además de reconocer que tener charlas personalizadas requiere de tiempo y dedicación por parte de les facilitadores, por lo que no siempre será posible debido a la cantidad de estudiantes que puede tener un docente. Sin embargo, recalcar la importancia que tiene la valoración de los aprendizajes y que esto se puede hacer de distintas formas, es cuestión de encontrar diferentes estrategias que se adecúen a las posibilidades y limitaciones.

3. Co-evaluación

La coevaluación es fundamental para que la evaluación sea compleja, porque toma en cuenta la visión de muchas personas implicadas en el proceso educativo. Asimismo, fomenta que el acto educativo sea responsabilidad de todos los actores, en donde entre todes se reflejan aspectos de mejora y eso potencia el aprendizaje.

La coevaluación puede ser vista como una herramienta muy útil que permite la evaluación personalizada, como se expuso en la estrategia de la “valoración personalizada”, les docentes no siempre tienen la posibilidad de hacer valoraciones individuales a cada estudiante, como menciona Topping (2010), “en la mayoría de las aulas hay más alumnos que maestros, por lo que la retroalimentación de los compañeros puede ser más inmediata, oportuna e individualizada que la del docente” (en Martínez, 2013, p.145).

A pesar de lo anterior, es una realidad que les estudiantes ponen cierta resistencia al evaluar a sus compañeres, de ahí la importancia de hablar sobre esto y ponerlo en práctica en varias ocasiones. Les docentes no deben imponer criterios para la coevaluación, como rúbricas, pues esto empobrecería la experiencia, ya que la autonomía tiene un papel fundamental en la coevaluación, porque los criterios pueden ser subjetivos y parten de lo que cada educande considera relevante. De esta forma, se puede abrir el aprendizaje a distintas formas de concebirlo.

Por otro lado, hacer ejercicios de coevaluación es benéfico para la formación de les estudiantes, pues propicia el desarrollo de la toma de decisiones, la reflexión sobre los aprendizajes, la comunicación asertiva, la escucha, la autonomía, etc. Aunado a que la coevaluación puede diversificarse, es decir se puede hablar del desempeño de todas las personas que están involucradas en el proceso, pero también se puede hacer una coevaluación de algún trabajo o reflexión.

Por eso, se planeta la coevaluación como parte continua de un proceso educativo y no solamente como algo que sucede al final, ya que debe servir para que el proceso educativo mejore. Para lograrlo, la retroalimentación debe ser de calidad y específica, con la posibilidad de hacerla colectivamente si el grupo muestra confianza, respeto y compromiso (Martínez, 2013)

Por último, fomentar que les docentes participen en la coevaluación para lograr un espacio horizontal y de reciprocidad, en donde todas las personas pueden ser valoradas y también tener áreas de oportunidad y mejora. Esto habla de una deconstrucción de las relaciones de poder por parte del facilitadore, al igual que de un posicionamiento como educande, pues se pone en una situación de igualdad, permite ser retroalimentade.

4. Auto-evaluación

Se entiende que la autoevaluación también es una forma de aproximarse a los pensamientos de les estudiantes, y esto se convierte en una forma de retroalimentación hacia les docentes, ya que, desde lugares muy honestos, les educandes exponen libremente sus aprendizajes y sus áreas de oportunidad. Esto sirve a les maestres para saber cuál es la percepción de las estudiantes sobre la materia y saber qué aspectos fueron positivos y cuáles requieren de modificaciones.

Existen muchas formas de hacer autoevaluación, se puede entregar a les facilitadores de forma individual, hacerla entre pares o compartirla con todo el grupo. Asimismo, se puede proponer que les facilitadores también lleven a cabo una autoevaluación para dar cuenta de sus aprendizajes y áreas de oportunidad, con la finalidad de buscar un espacio más horizontal y que el aprendizaje sea co construido.

Por otro lado, la autoevaluación es clave para dar cuenta de los procesos educativos de transformación, ya que este tipo de evaluación refleja cuestiones muy personales y profundas que van más allá de criterios cuantitativos. La autoevaluación permite reconocernos, reflexionar sobre nuestros procesos educativos y ser una brújula para guiar la continuación. La autoevaluación no pretende finalizar el proceso educativo, sino mostrarnos los siguientes pasos de este.

Reflexiones finales

Quiero mencionar la importancia de concebir a la evaluación como un proceso de riqueza y crecimiento que vale la pena explorar, alejándonos de la importancia que se les da a las calificaciones que poco nos dicen o aportan. Es por eso, que a pesar de que la institución siga beneficiando a las mediciones cuantitativas, se puede hacer un trabajo, reconociendo las posibilidades y limitaciones, para priorizar la evaluación constructiva en el acto educativo, dejando a las calificaciones en un segundo plano.

Pienso que es sumamente relevante deconstruir las evaluaciones punitivas para priorizar el aprendizaje diverso, entendiendo que seguir reproduciendo un sistema de evaluación homogéneo tiene repercusiones importantes en el estudiantado, comenzando por una cuestión emocional importante, para seguir con un castigo para impedirles continuar con sus estudios académicos. Con este escrito se busca proponer algunas estrategias, probablemente defectuosas y cuestionables, con la intención de propiciar que éstas se amplíen y mejoren, sin embargo hacer el énfasis en que lo importante es darse un tiempo para reflexionar sobre lo que concebimos por evaluación, para así tomar una postura y actuar en concordancia a ella.

Considero fundamental pensar en la evaluación con una perspectiva intercultural, dejando para siguientes investigaciones el análisis de cómo las desigualdades y el poder expresados en el racismo, clasismo, patriarcado, homofobia, etc. operan en la evaluación. Pues estoy segura que este escrito solo es un primer acercamiento, pero existen muchos factores que vale la pena explorar a profundidad. Hago la invitación a las personas que me han leído y que tienen alguna posibilidad de abonar a este tema, que se animen a experimentar nuevas prácticas, sabiendo que los procesos educativos siempre serán procesos en construcción.

  • Illich, I. (1985). La sociedad desescolarizada. Ediciones Gadot.
  • Jeffrey, A. (1989). Las teorías sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial. Universidad de California.
  • Lerena, C. (1999). Educación y cultura en Max Weber. En Enguita, M (1999). Sociología de la Educación (pp. 72-81). Editorial Ariel, SeA
  • Martínez, F. (2013). Dificultades para implementar la evaluación formativa. Perfiles Educativos, 35 (139), 128-150.
  • Moreno, T. (2009). La evaluación del aprendizaje en la universidad. Tensiones, contradicciones y desafíos. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 14 (41), 563-591.
  • Parsons, T. (1976). La clase escolar como sistema social: alguna de sus funciones en la sociedad americana. Revista de educación, 242, p. 64-86.
  • Soledad, M. y Rodríguez, G. (2020). Aprendiendo a Evaluar para Aprender en la Educación Superior. Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa, 13 (1), 5-8.
  • Walsh, C. (2012). Interculturalidad crítica y (de)colonialidad. Ediciones Abya-Yala.
  • Sofia Mitsuki Ávila Manzano