El 26 de enero del 2023 tuve la suerte y el privilegio de ser una de cuatro jóvenes pertenecientes a una denominada “generación de cristal” invitados para dar nuestra postura y opinión sobre este término a partir de una encuesta flash que realizó la fundación sm a 1600 jóvenes de entre 15 y 29 años en España, Chile, México y Brasil. por lo que, me gustaría exponer no solo algunos de los resultados que me parecieron más interesantes, sino también la postura que tengo frente a ellos no como perteneciente a esta generación, sino también como pedagoga en potencia.
Según Montserrat Nebrera (2021) el término “generación de cristal” es una metáfora que engloba la fragilidad emocional en jóvenes y adolescentes de ahora. Es una generación que tiene como características una excesiva protección por parte de su familia, por lo que se convierten en personas poco tolerantes frente a críticas y ante la frustración por no alcanzar ciertas metas, carecen de autoestima y son muy inseguros al tomar decisiones, por lo que requieren de reconocimiento constante.
Algo muy curioso en lo que coincidimos los cuatro ponentes durante la plática sobre los resultados fue que ninguno de nosotros estábamos de acuerdo con esta definición, no nos parecía que definiera de manera real lo que es nuestra generación. En lo personal me parece que este término tiene una connotación negativa, no creo que seamos intolerantes a la crítica, lo que creo que pasa es que en general solemos confundir los términos “crítica” y “criticar”, y lo que no toleramos es que nos critiquen. Me parece que unas de nuestras virtudes como generación son el estar mucho más sensibilizados y tener la fuerza necesaria para no quedarnos callados.
Ahora, adentrándonos un poco más en los resultados de la encuesta, me gustaría mencionar que el 40% de los jóvenes entrevistados temen a incumplir con las expectativas de sus familias y el 56% les cuesta vivir con la incertidumbre de a qué se van a dedicar en el futuro.
Considero que lo que ocurre es que se nos olvida que los jóvenes son solo eso, jóvenes, y se les exige demasiado a su corta edad, entonces entran en una guerra mental con ellos mismos. Por un lado, cumplen los 18 años y automáticamente se les exige que escojan la profesión a la que supuestamente se van a dedicar el resto de sus vidas, pero al mismo tiempo, es natural o considerable que no estén listos para escoger y que no sepan qué es lo que quieren a esa edad, siguen sintiendo esa presión principalmente de sus familiares al elegir una carrera.
Es por eso que pienso que ese temor a incumplir tiene como raíz el miedo a la incertidumbre. Es común escuchar a los adultos que usan este término hacia nuestra generación, acusarnos por falta de esfuerzo académico, pero es importante tomar en cuenta que el esfuerzo que le ponemos a la escuela está estrechamente ligada a estas mismas expectativas que queremos cumplir, esto se debe a una cultura en la que sigue vigente la meritocracia.
A lo largo de mi proceso educativo en la universidad, se me ha repetido una y otra vez la importancia de la motivación durante los estudios, si un alumno no está motivado no aprenderá, así de fácil. Creo que lo que podemos hacer como generación y como personas que estamos a cargo de la educación de los jóvenes de esta generación es quitarles presión. Esto lo podemos lograr si nos deshacemos poco a poco de esta meritocracia que está vigente en nuestra sociedad. Como instituciones educativas pueden evaluar al alumno basándose en sus metas individuales y en su progreso personal, habrá que dejar de imponer la misma meta para todas las personas, esperando que todos la cumplan, dándole mérito a quién lo logra y desmotivando al que no.
Otro de los resultados en los que me gustaría puntualizar es que se mencionaba que el 60% de los encuestados considera que sus papás han contribuido a la construcción de una autoestima fuerte, sin embargo, nos seguimos autodenominando como una generación con baja autoestima. Esto se genera por la sobreprotección que la mitad de los encuestados siente por parte de sus papás. Así que, uniendo todos estos resultados y reflexionando sobre ellos, me doy cuenta de que la misma sociedad no ha favorecido nuestro desarrollo. Somos personas a las que nos critican por la falta de motivación y el miedo a la toma de decisiones, pero esa generación que nos critica es la misma que nos sobreprotege hasta el punto de interrumpir el desarrollo de nuestra autoestima.
Está claro que la cantidad de esfuerzo no es el problema, creo que podemos ver que la sociedad nos pone muchas veces barreras, sin embargo, otra fortaleza que tenemos como generación es que nos enfocamos en trabajar en nosotros para superar esas barreras. es por eso que el 69% de los jóvenes opina que deberían esforzarse más en vez de culpar a la sociedad por no dejarlos lograr sus objetivos.
También, es importante tomar en cuenta que por mucho esfuerzo personal que invirtamos en algo, y por mucho que trabajemos en nosotros mismos, siguen existiendo barreras demográficas, económicas, geográficas, culturales, etc. Y la mayoría de las veces, los jóvenes nacen con estas barreras; como pedagogos, pienso que es importante aprender a eliminar o minimizar barreras dentro y fuera del aula. Esto nos acercará un poco más tanto a una educación inclusiva, como a una sociedad inclusiva, lo que llevaría a eliminar términos peyorativos como el de “generación de cristal”.
Como generación le damos mucha importancia a temas que tienen que ver con tolerancia y respeto, un ejemplo claro relacionado con este aspecto y que se ve reflejado en la encuesta, me refiero a la violencia de género.
Hay mucha menos tolerancia ahora a chistes discriminatorios que antes, en la encuesta se muestra que un 66% de chicas y un 48% de chicos que contestaron que les molestan los chistes que tienen como objetivo ridiculizar o discriminar a minorías.
Como mujer, veo esta estadística, y me parece lógico que el porcentaje de chicas sea más alto que el de hombres, ya que, aunque las mujeres sean mayoría en población, vivimos en una sociedad patriarcal, en la que somos ridiculizadas y discriminadas lo que nos vuelve menos tolerantes cuando esto pasa independientemente de a quién le ocurra.
Personalmente, considero que frente a todas las adversidades que hemos tenido como generación, hemos logrado superarlas y salir adelante mucho más fuertes. Creo que le damos prioridad a muchas cosas que las generaciones anteriores percibían como importantes. Además, retomando que se mencionó durante el foro sobre los resultados de la encuesta, que esto nos convierte no en una “generación de cristal” con la connotación frágil de la palabra, sino con la connotación transparente, y esta transparencia es la misma que nos hace una generación fuerte en una forma única.
Por último, los quiero invitar a que vean la conferencia en la que participé, de la cual obtuve mucha de la información que mencioné en este artículo, pueden escuchar a más ponentes que dialogan sobre este tema tan interesante.