A continuación, se presenta la experiencia en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA) que muestra la riqueza de la interculturalidad. Esta universidad se encuentra en Jaltepec, Oaxaca, por lo que el viaje desde la Universidad Iberoamericana hasta el ISIA fue de 12 horas (la llegada al ISIA aproximadamente fue a las siete de la noche).
En el momento en que bajé de la camioneta percibí una diferencia entre la CDMX y Jaltepec, y es que el clima era muy cálido y húmedo. Las personas del ISIA se acercaron con una actitud hospitalaria y afable y nos hicieron la invitación para ir a cenar, así que nos guiaron hasta el comedor del ISIA en el que se encontraba la comunidad de este instituto en general (principalmente estudiantes). Las mujeres que se encontraban sirviendo la comida eran muy amables, tenían una sonrisa en su rostro y te brindaban tu plato con las porciones de comida que tú les indicaras.
La comida era muy rica y desde que llegué, observé a la comunidad. todos y todas hablaban y reían mientras comían, se les notaba cercanos y el ambiente era muy acogedor. después de comer, unos jóvenes estudiantes nos preguntaron si queríamos jugar básquetbol, fuimos con ellos y nos divertimos mucho. este recibimiento me hizo sentir que éramos bienvenidas, nunca sentí que ellos tuvieran actitudes hostiles ni que nos hicieran sentir que estábamos invadiendo su espacio o que rompiéramos con sus hábitos cotidianos.
Los siguientes dos días tuvimos la oportunidad de tener clases en el ISIA con los estudiantes de la carrera de Educación, me percaté que el grupo era muy diverso: hombres y mujeres, de distintos semestres (estudiantes del ISIA eran de 1°, 2° y 6° semestre y las estudiantes de la Ibero de 8° semestre) y las edades también eran variadas.
En la primera clase compartimos saberes y experiencias personales que estuvieran vinculadas principalmente con el racismo y la discriminación. El clima áulico que se formó fue cercano y de confianza, por lo que se nos facilitó compartir vivencias en las que hemos experimentado discriminación. El diálogo que se entabló en la clase se basó en: el respeto, porque todos y todas escuchábamos activamente a los otros cuando hablaban, respetamos cuando nos compartieron experiencias muy personales; no se juzgó a nadie por la diversidad de filosofías, cosmovisiones, creencias, hábitos, etc.
Asimismo, se dio en planos de igualdad porque en ese momento todos estábamos en el mismo contexto (Jaltepec, Oaxaca, ISIA), en el mismo espacio (salón), teníamos el derecho y la oportunidad para poder hablar y compartir lo que deseábamos con los demás. En la clase decidí construir un tipo de diagrama en el que recopilaba mis reflexiones sobre una educación intercultural, pero adherí también las reflexiones de mis compañeros y compañeras (tanto de ISIA como de la Ibero).
Todas y todos me ayudaron a comprender mejor lo que es una educación intercultural y este esquema representa un trabajo colaborativo e intercultural porque se construyó desde las voces de todas y todos los presentes en la clase.
En otra clase dialogamos sobre lo que debería ser una educación con perspectiva intercultural y las características que un docente intercultural debería de tener o aprender para que se brinde una educación que atendiera realmente a la comunidad escolar.
En conjunto elaboramos una representación de las características del docente intercultural, lo hicimos de manera colaborativa (entre docentes, estudiantes ISIA y estudiantes Ibero). Posteriormente, la presentamos ante todos para que pudiéramos conocer la variedad de pensamientos y los aspectos que nosotros no consideramos importantes, pero el otro equipo sí, fue un aprendizaje enriquecedor.
Después de clases los estudiantes del ISIA nos compartieron sus saberes y experiencias dentro de su comunidad y vida diaria y nosotros también compartimos cómo era la vida en la ciudad. Ellos nos realizaban preguntas sobre la ciudad y nosotras sobre su contexto.
Considero que fue un trato respetuoso y bidireccional porque todos estábamos dispuestos a informar y compartir experiencias desde los contextos que conocemos mejor. posteriormente, fuimos al lago y platicamos de una manera más cercana y nos divertimos y reímos mucho.
Con ello entendí mejor lo que mi profesora Sylvia Schmelkes nos comenta frecuentemente en clase ¨la interculturalidad genera amistad¨. Esta experiencia me hizo entender y aprender sobre los valores comunitarios que practican en todos los aspectos de su vida y de manera cotidiana, como el respeto, hospitalidad, unión, hermandad, amistad, responsabilidad social y ambiental, correspondencia, solidaridad y confianza.
Me fue muy cómodo dialogar con las y los estudiantes del ISIA porque podía percibir su genuinidad, se sienten orgullosos y orgullosas de sus orígenes, de ser estudiantes de Educación y de ser futuros agentes de cambio en la educación de nuestro país.
Concuerdo con Byung (2017) cuando menciona lo siguiente ¨tener una experiencia con algo significa que eso nos concierne, nos arrastra, nos oprime o nos anima¨ (p. 12). Lo mencionado me hace pensar que el no haber vivido esta experiencia me haría comprender la interculturalidad de una manera un poco más superficial. Esto es, que tuve que conocer, observar, convivir, contrastar y comprender las diferencias, la diversidad que existe en el país y lo valioso que son los otros distintos de uno mismo. Las diferencias que percibimos en los otros y en su contexto pueden generar curiosidad, interés, pero también ¨conflicto¨.
Coincido con Morin (citado por Schmelkes) ¨el conflicto es lo que nos hace cuestionar nuestras visiones, ampliar nuestros horizontes, reconocer que hay otras formas de ver y vivir en el mundo¨ (2005, p. 49). Esta visita me hizo salir de mi propia zona de confort y de creer en que necesitamos relacionarnos con personas de contextos distintos, de conocer la diversidad de filosofías, creencias, ideologías, etc. para que cada día aprendamos a respetar y aceptar las diferencias.
De esta forma podemos ir erradicando las relaciones de poder, el sentido de inferioridad y superioridad entre nosotros mismos. Todas y todos somos seres humanos con derechos, que pensamos, que sentimos, que reflexionamos, que soñamos y que luchamos por que el mundo sea un lugar mejor.
POR LO TANTO, lo que puedo concluir de esta experiencia es que la interculturalidad no solo es una perspectiva educativa de resistencia contra las discriminaciones del sistema hegemónico, sino que es una forma de vivir que impacta en la existencia de cada persona. Concuerdo con la idea de que ¨la educación intercultural es la defensa del derecho a la diferencia y de que ésta no puede ser factor de exclusión, marginación y/o discriminación socio-política y/o económico-cultural¨ (Guzmán, 2018, p.6). Es por eso que debemos construir relaciones que nos permitan dialogar, resolver conflictos, escuchar, ver y entender al otro.
Las comunidades indígenas son tan valiosas, tienen historia, tradiciones, costumbres, epistemologías, formas de vida, valores, ideas que promueven el cuidado de la naturaleza y conocimiento sobre cómo coexistir con ella, formas de pensamiento y de vida que nos cerramos a conocer, identificar y apreciar.
Tenemos que transformar nuestras perspectivas sobre lo importante que es la interculturalidad, no solo en espacios rurales, sino, en todo tipo de contextos para que estos aprendizajes significativos que se obtuvieron de esta experiencia personal, la cual generó amistad se puedan generar en todo lugar que le dé apertura a la interculturalidad.
- Byung, C. (2017, 20 de febrero). La expulsión de lo distinto. Barcelona: Herder Editorial.
- Guzmán, F. (2018). Los retos de la educación intercultural en el siglo XXI. Revista Latinoamericana de Educación Inclusiva. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6887876.pdf
- Schmelkes, S. (2005, diciembre). Educar en y para la diversidad. Pensamiento Educativo. Recuperado de: https://pensamientoeducativo.uc.cl/index.php/pel/article/view/25921/20809