El momento que las voces habían estado esperando
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La enseñanza de las artes, un camino para el desarrollo de sensibilidades 

Hace algunos años me encontré ante un golpe seco y a la vez reconfortante al identificarme como maestra de artes. Debo plantear que en un inicio no tenía claro nada acerca de la enseñanza, todo correspondía directamente a una necesidad económica y de aprendizaje paulatino alrededor de mi carrera como Licenciada en Artes Visuales; todo parecía una casualidad y de pronto, estaba en el momento y el lugar para empezar a dar clase de pintura y dibujo a niños y adolescentes principalmente.

A menudo se cuestiona sobre si hacer arte, consumir arte y pensar arte deja algún beneficio más allá del valor cultural y mi respuesta ante la complejidad de la pregunta es un simple “sí”, porque más allá del entusiasmo de creer en un cambio formal en la manera de enseñar, la misión de los maestros de artes, desde hace algunos años, ha sido promover la educación artística para que se vuelva una herramienta tan importante como las ciencias o los idiomas; para así, ayudar al aprendiz a desarrollar otro tipo de habilidades que van más dirigidas a las emociones.

En una definición escueta, inmediata y puntual se habla de que la educación artística es la encargada del desarrollo integral de las alumnas y los alumnos de educación básica, pues favorece la creatividad y la sensibilidad; también, destaca aspectos como la curiosidad por la creación, la imaginación y la observación en los procesos artísticos,  desafiando a los individuos de manera no convencional para explorar ideas y buscar soluciones ante problemas de la vida diaria.

El arte, al ser una necesidad humana, responde a la capacidad única del espíritu de reflejarse en los otros con la particularidad de establecer vínculos a manera de puentes comunicacionales con el entorno que nos construye, fomentando no sólo la expresión y regulación de emociones, sino que también, permite abrir la puerta a la empatía y a relacionarse con experiencias diversas generando conocimientos desde la sensibilidad.

“La creatividad, la imaginación y la capacidad de adaptación son competencias que se desarrollan por medio de la educación artística y son tan importantes como las habilidades tecnológicas y científicas requeridas”.

                                                                                                                                                                                              Kochiro Matsuura

El camino si bien, ha sido sinuoso y lleno de incertidumbres, me ha llevado a construirme como persona, como artista y como docente de las artes. “Sin querer” me he encontrado ante situaciones que me colocan como una profesional que guía a niños y adolescentes a reformular conocimientos para la creación de un medio más amable en el cual puedan expresarse libremente. Confío en el impulso de fomentar valores extras a los alumnos que se sostienen de la sensibilidad y regulación de emociones, porque considero, como un acto revolucionario, el enaltecimiento de la diferencia a partir del desarrollo no sólo de habilidades técnicas sino que también abriendo la oportunidad de nutrir otros aspectos de la vida del individuo.

La estética, el poder del arte

El concepto de estética se relaciona en su origen con dos vocablos de origen griego; Aistetiké que indica perceptible y Aistesis que significa sensibilidad u observable por los sentidos. En cualquiera de estas dos definiciones, la idea central tiene que ver con la capacidad de tomar nota de la realidad que nos rodea y específicamente, en relación con una cualidad, a aquellos caracteres naturales o adquiridos que distinguen a las personas, a los seres vivos o a las cosas.

Así, al referirnos al arte, las cualidades estéticas son algunas de las propiedades de las obras que las hacen valiosas por su aspecto exterior o apariencia, así como también, por aquellas características que nos permiten darles un sentido o significado. Esto es, dependiendo de su valoración, considerando algunos criterios determinados, como pueden serlo: la situación del objeto dentro de su contexto histórico y el análisis de lo que expresa (Dewey, 2005).

Existen cuatro tipos de cualidades que deben de estar presentes en una obra para poder realizar una percepción estética:

  • CUALIDADES SENSORIALES
    Son las propiedades del aspecto formal de un objeto que lo hacen agradable a los sentidos. Son los valores sensoriales en su textura, color, tono, es decir en su aspecto formal; la textura de un tejido, los colores de un cuadro, el brillo de una escultura o el timbre de un instrumento musical. No es el objeto físico el que nos deleita, sino su presentación sensorial (Beardsley, 1997).
  • CUALIDADES FORMALES
    Se refieren a la manera como se combinan en un mismo objeto artístico los distintos elementos que lo componen, a la relación que existe entre éstos. Así, en un poema, las palabras en cada una de las frases y cada frase en el conjunto del poema. En una pintura, los contrastes entre las figuras -si las hubiera- y el fondo. En una composición musical la combinación de sonidos y silencios y su desarrollo temporal. Suele decirse que una buena combinación de orden y sorpresa, o de unidad y variedad, son cualidades formales positivas que caracterizan a las buenas obras de arte (Broudy en Diez del Corral, 2005).
  • CUALIDADES VITALES
    Se refieren a las ideas, sentimientos o vivencias que transmite una obra de arte. No se trata de propiedades que puedan localizarse “físicamente” en la obra, sino que son vehiculadas por ella. Es decir, se refieren a lo que nos hacen sentir en su presencia cuando sabemos leer sus formas. Son los valores extraídos de la vida exterior al arte y que nos permiten experimentarlas en la plenitud de nuestra vida emocional (Dewey, 2005).
  • CUALIDADES TÉCNICAS
    Se refieren a la manera en la que ha sido creado el objeto (Broudy en Diez del Corral, 2005)

Es así como la apreciación de las cualidades estéticas de un objeto artístico depende de por lo menos, tres factores: uno, que las cualidades estén presentes en el objeto; dos, que el contemplador sea capaz de reconocerlas y tres, que las cualidades nos asombren, que nos permitan descubrir algo sobre nuestra propia capacidad de conmovernos y se conviertan así, en una manera de explorar las artes más profundas de nuestro paisaje interior.

“Es decir, al vivirlas, actuamos sobre el mundo de la misma manera que el mundo actúa sobre nosotros, transformándonos“

Aquellos momentos en los que transmutamos el simple percibir hacia el percibir sensible John Dewey los denominó “experiencias estéticas” y las definió como aquellos momentos de descubrimiento, ante los cuales se activan las emociones y con ello se abre una relación personal con el mundo; se experimenta la vida de una manera distinta y se subjetiviza la relación con lo que nos rodea.
De acuerdo con él, estas experiencias modifican simultáneamente al entorno y a nosotros mismos. Es decir, al vivirlas, actuamos sobre el mundo de la misma manera que el mundo actúa sobre nosotros, transformándonos; modificando nuestras experiencias pasadas y las futuras; reconstruyendo las experiencias pasadas y definiendo la cualidad de las posteriores (Greene, 2001).
La variedad de estas vivencias se convierte en un medio para desarrollar un pensamiento visual que contribuye a la formación de una estructura mental que nos sirve para categorizar la realidad y aprender de ella. Los procesos cognitivos implicados en el desarrollo del pensamiento visual que se desarrolla al apreciar una obra de arte nos proveen de una visión amplia e interiorizada que, nos permite relacionarnos de manera enriquecida con el entorno y, nos habilita
para poder relacionarla con cualquier otro nuevo descubrimiento.
Es decir, la identificación de las formas, la categorización de las partes, las relaciones y contra posiciones que se establecen entre ellas, e incluso, la percepción totalitaria del objeto, son procesos que contribuyen a la solidificación de conceptos perceptuales que benefician directamente al pensamiento consistente de una persona (Arnheim, 1997).

Esta posibilidad de interiorizar el mundo de manera significativa les concede a las experiencias estéticas un valor pedagógico extraordinario, ya que nos ayudan a diversificar y profundizar en nuestros conocimientos y, nos proporcionan el deseo y la capacidad para cambiar de perspectiva potencializando nuestro desarrollo.
Así, las artes nos ofrecen ver lo que no habíamos advertido y a sentir lo que no habíamos sentido, facilitándonos las condiciones para despertar al mundo que nos rodea y propiciando una manera particular de conocer y de pensar.

Aprender a observar una obra de arte es aprender a pensar, es una manera de cultivar las disposiciones del pensamiento. Cuando logramos sustituir el pensamiento difuso (inteligencia experiencial) ante una obra de arte, por la intención de concretar clara y profundamente las maneras de pensar y mirar el arte (inteligencia reflexiva), desarrollamos “disposiciones” de pensamiento. (Perkins, 1994) Es decir, conductas intelectuales amplias que incluyen habilidades, actitudes, motivaciones, emociones, y otros elementos que determinan nuestra manera de abordar nueva información.

Acerquémonos al arte y tomémonos el tiempo para pensar, observar ampliamente y reflexionar profunda y organizadamente.

 

 

  • Arnheim, R., (1997). Visual Thinking., Berkley and Los Angeles California: University of California Press
  • Beardsley, M. y Hospers, J., (1997). Estética: Historia y Fundamento., Madrid, España: Ediciones Cátedra
  • Dewey, J., (2005). Art as experience: New York, USA: The Penguin Group
  • Dewey J., (2004). Experiencia y educación., Madrid, España: Editorial Biblioteca Nueva
  • Eisner, E., (2014). El Arte de la creación de la mente., Barcelona, España: Paidós
  • Elkins, J., (2003). Visual Studies, A Skeptical Introduction., New York, New York: Routledge
  • Greene, M. (2004) Carpe Diem: The Arts and School Restructuring.,Teachers College, Columbia University.,
    Teachers College Record., Volume 95, number 4, (pp. 494-507), Columbia University
  • Housen, A., (1983). The Eye of the Beholder. Measuring Aesthetic Development, Cambridge, Massachusetts:
    Graduate School of Education, Harvard University.
  • Montenegro Ortiz, C.M., (2014). Arte y experiencia estética: John Dewey. Revista nodo, (17, Vol. 9), 95-105
  • Perkins, David., (1994). The Intelligent Eye. Learning to think by Looking at Art, Nueva York, Nueva York: J. Paul
    Getty Museum

La enseñanza es un arte

A través de la creación y edición de este número nos dimos cuenta de que muchos de los textos abordan temas sobre la enseñanza del arte pero también del arte de la pedagogía. Esto nos hizo pensar dentro del equipo que la educación no solamente es un medio para enseñar acerca del arte, sino que es un arte en sí misma que requiere del uso de la creatividad y diversas técnicas para poder generar experiencias y espacios de enseñanza-aprendizaje realmente atractivos y significativos para los educandos. Al ser un arte, la enseñanza y la pedagogía se entienden y se llevan a cabo de manera única por cada profesional de la educación, lo que hace de esta revista tan especial; juntxs podemos explorar y conocer la manera en la que todxs lxs miembros de la comunidad realizan sus obras de arte y las materializan a través de la pedagogía. También encontramos que se expusieron varias de las maneras en las que percibimos que la educación enriquece la vida de las personas; por ejemplo, se ve cómo el deporte ayuda al crecimiento y desarrollo emocional, y el modo en que la exploración de las artes ayuda a sensibilizar a las comunidades. Igualmente, se expresa la forma en que la educación ha impactado a nuestra comunidad y nos ha ayudado a crecer integralmente, desde nuestra formación como pedagogxs hasta en la vida de aquellos que ya se encargan de transformar y enriquecer la vida de lxs demás.El arte de la enseñanza y el proceso enriquecedor que éste conlleva en lasvidas de las personas que son atravesadas por él, requiere de diversos espacios y estrategias para materializarse. A lo largo de este conjunto de textos vemos ejemplos desde los museos, la educación física, la enseñanza de las artes, el yoga, etc., que nos muestran que la educación es capaz de trascender las cuatro paredes de las aulas y volverse algo mucho más complejo y hermoso.

En este número tuvimos la fortuna de contar con la colaboración, no sólo de pedagogxs de la IBERO, sino también de profesionistas de otras partes; queremos agradecer a todxs aquellxs que compartieron sus experiencias y que iluminaron este quinto número desde sus áreas de expertise; sin duda lograron construir un espacio en donde podremos llegar a conocerlxs más y aprender de sus intereses y experiencias.

Dibujando la inclusión

El arte tiene muchas formas de expresarse, podemos  pensar que es un lenguaje universal. Por ello, nos  dimos a la tarea de aprender todas las señas necesarias  para realizar una sesión artística con los niños y niñas que actualmente cursan 3° y 4° de primaria en el IPPLIAP y con sus maestras. 

La actividad consistió en que los niños y niñas realizaran un  dibujo que expresara lo que la escuela les hace sentir, mientras  que las maestras, realizaban un dibujo que expresara su sentir al  dar clase a miembros de la comunidad sorda, pues en este caso  ambas maestras son oyentes. 

Para nosotras, esta sesión fue más allá de un encuentro con colores y crayolas; representa el principio del fin de algunas barreras de lenguaje con los alumnos sordos por parte de las generaciones de pedagogas en formación. 

Se logró crear un ambiente de confianza y respeto en el que los niños, niñas y docentes pudieron expresarse libremente.

Los dibujos que realizaron fueron realmente impresionantes, reflejando de manera clara y emocionante sus vivencias escolares. Pudimos ver dibujos que representaban la amistad, la alegría de aprender, el esfuerzo, la superación y muchos otros temas relacionados con su experiencia en la escuela.

EN RESUMEN, esta actividad artística fue una experiencia única y enriquecedora que nos permitió conocer más de cerca la realidad de los participantes. Nos dejó una gran lección de inclusión y respeto hacia las diferencias, y nos hizo reflexionar sobre la importancia de promover espacios en los que todos los niños y niñas puedan expresarse libremente.